El fin de
semana más cercano al día 10 de Junio. Conmemorando las heroicas
epopeyas que llevaron al intercambio cultural y religioso entre
árabes y cristianos, Mojácar celebra su fiesta grande.
Todos los lugareños se implican en su organización. Las plazas del
pueblo son disfrazadas en kábilas moras y en cuarteles cristianos.
Comienzan un viernes con la apertura del mercado medieval. El
desembarco, la trabucada, el torneo medieval a caballo, son algunas
de las actividades mas destacadas.
Como broche de oro, el domingo por la tarde es el grandioso desfile
que nace en las calles más altas y muere a pie de pueblo.
Cada año los orgullosos moros
y cristianos, hermanados bajo sus trajes, desfilan desde lo alto
de Mojácar hasta la fuente de la misma ciudad... donde
desaparecen para no ser vistos durante doce meses. La realidad
es que estos guerreros viven en una red secreta de túneles y
cuevas debajo del pueblo en una sociedad integrada y pacífica.
Este comunidad troglodita se originó como consecuencia de las
reparaciones de las fortificaciones de Mojácar, severamente
dañadas en el terremoto del año 1521. El interminable ruido de
romper rocas, martillazos, caídas de muros imprevistos, junto
con los gritos de los albañiles hacia sus burros llegó ser
insoportable para los ya, ex contrincantes que, castigados por
esta algarabía decidieron empezar a construir sus túneles
secretos para desplazarse abajo con la firme intención de
esquivar así a los regidores, los multeros, los tenedores de
letras, los directores de bancos y los cobradores de impuestos.
Se cuenta que muchos mineros de Vedar y El Pinar bajaban de la
sierra para ayudar en el cometido y que los esfuerzos de todos
pronto llevaron los trabajos a buen fin.
Un corazón central reforzado con mampostería dio una estructura
sólida a las excavaciones y a la cueva principal la dotaron de
un sistema sofisticado de circulación de aire, que hasta hace
poco, estaba todavía accionado por las batidas de las alas de un
grupo de halcones.
Los acuartelamientos principales están en el primer nivel,
encima de los talleres, donde, durante los últimos 450 años, una
colección impresionante de jarapas, monedas de réplica,
ceniceros de diseño, placas de yeso, bisutería barata y velas
coloreadas son fabricadas y llevadas subrepticiamente hacia las
tiendas de arriba.
La roca es relativamente blanda y veteada, los túneles y cuevas
estan excavados según un modelo excéntrico y fortuito, y a veces
terminan en paredes falsas montadas en carriles que se mueven
con la ayuda de unos muy gordos burros que la comunidad
troglodita mantiene allí para este fin. En noches tranquilas –
que aunque pocas, todavía quedan– se abren para dejar entrar un
poco el aire y dejar descansar a los halcones...
Bajo de los talleres, hay una cocina grande y unos jardines con
huerta. La dieta suele ser blanda, a base de champiñones y
patatas recogidas de las paredes, junto con platos a base de
huevos. Esto explica el por qué un paseante nocturno en la
superficie puede, a veces, escuchar el sonido de las gallinas
sin nunca ver a ninguna.
La dieta actual incluye el pescado, ya que un túnel conectado al
mar fue abierto hace unos doscientos años, siendo la
continuación de otro hacia la fuente, de donde llega el agua
fresca para las cocinas, talleres, lavandería y alojamiento.
¡VEN Y
PARTICIPA EN LA FIESTA!
PROMUEVE LA
TRADICIÓN ANDALUZA
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