LA
FIESTA
El
fin de semana anterior al día 24, entre el 20 y 23 de agosto, se
inician las capeas de Beas, en honor al Patrón San Bartolomé, que se
prolongarán durante 8 días, desde ese primer sábado hasta el
siguiente. Son unas fiestas muy tradicionales en Beas, en las que se
combinan la lidia de vaquillas por las tardes con la feria de noche.
De
mañana, sobre las nueve, los beasinos se dirigen al lugar en el que
se va a proceder al embarque del ganado que será lidiado ese día.
Allí los grupos de amigos pasan la mañana acompañados de variadas
tapas y vino, hasta que llega el momento del embarque, lleno de gran
belleza, y en el que las vacas son introducidas en el camión que las
llevará hasta el pueblo. Luego, se regresa al pueblo para efectuar
la suelta de las vaquillas, que desde el final de la calle San
Sebastián partirán hacia la Plaza, en medio de dos hileras de
continuas "jaulas", nombre con el que se conocen a las empalizadas
construidas en la calle para presenciar la suelta de vaquillas.
Cuando
llegan a la plaza, que ha conservado el mismo sabor que
tradicionalmente tuvo, construida con empalizadas y ruedas de ejes
de los viejos carros, se procederá al encierro del ganado, para que
luego las vaquillas descansen hasta la corrida de la tarde. Pero
antes, se efectuará la lidia de una vaquilla, a la que se conoce
popularmente como la "vaca del aguardiente".
Por
la tarde, a las ocho tendrá lugar la corrida, cada una de las 10 o
12 vaquillas embarcadas cada día, serán lidiadas en la Plaza para,
luego, ser nuevamente soltadas por la calle de los toros, corriendo
los mozos tras ellas hasta el final de la misma, donde serán
embarcadas en un camión que las devolverá al campo. Y así durante
todos los días.
Las
noches de toros son noches de feria, recuerdo de la feria comercial
creada en 1783. Hoy son fiestas en la que los beasinos toman sus
copas y charlan en los bares instalados en la calle Colón, donde se
celebra la feria, y en la Caseta Munipal que anima la noche al son
de la música.
El
día 24, festividad del Patrón, el embarque del ganado y todos los
actos posteriores se retrasan considerablemente. Por la mañana la
diana recorre el pueblo anunciando el día grande de las fiestas,
tras la función de iglesia, se procede a la procesión del Santo por
las calles del pueblo, en un recorrido variable cada año, y en el
transcurso del cual los vecinos agasajan a los acompañantes del
Patrón, con dulces, tapas y copas de vino, en un ambiente
caracterizado por el júbilo generalizado y los continuos vivas al
Santo. Al final de la procesión, el Ayuntamiento agasaja al pueblo
con una invitación.
¡VEN Y
PARTICIPA EN LA FIESTA!
PROMUEVE LA
TRADICIÓN ANDALUZA
|